Tuesday, March 14, 2006

Disgustos literarios


No es sencillo para mí definir mis gustos literarios. No tengo un género preferido, ni un autor modelo que se haya convertido en mi ídolo. Puedo leer casi cualquier cosa que caiga en mis manos, desde un folleto de los Testigos de Jehová (aunque no se puedan considerar literatura, a veces superan ciertos relatos de ciencia ficción) hasta el ensayo filosófico más rebuscado. Sí, puedo leerlo; el problema viene cuando tengo que digerirlo. Mi estómago se ha vuelto delicado y cierta clase de libros me producen úlcera, a veces verdaderas náuseas. Y más aún, no sólo su lectura me resulta indigesta, también los comentarios recibidos de sus fanáticos lectores.

Percibí estos problemas estomacales cuando el fenómeno "Señor de los Anillos" resurgió con más fuerza. Dicho libro ha formado parte de la biblioteca familiar desde mi infancia, allá por los ochenta, cuando Tolkien era un escritor conocido, pero no idolatrado hasta la saciedad, y su obra no poblaba aún los tableros de rol. Mi hermana se hizo con El Hobbit y el Silmarillion, y me recomendó que empezara por la lectura de El Hobbit. Así lo hice, y el resultado fue una gran decepción. Ante las opiniones de que El Señor de los Anillos poseía toda la complejidad que le faltaba a su hermano menor, inicié la lectura de éste. No pude resistirlo mucho tiempo y lo abandoné, con la sensación de encontrarme ante un truño considerable. Con el fervor despertado hace unos años, retomé de nuevo su lectura, con la esperanza de que mi aparato digestivo, una vez superada la lactancia, pudiera soportar su pesadez. Sobrevaloré mi estómago y desarrollé una profunda aprensión a este tipo de libros. Debo de ser un bicho raro, ya que la opinión general circula más por estos campos:

...Otros dicen que sus obras nos enseñan el significado de las cosas importantes: el deber, la lealtad, la amistad, el amor, la naturaleza, el arte, la mortalidad y, siempre en primer lugar, la esperanza. Para otros, Tolkien consiguió que el hombre moderno volviera a creer en mitos, en dioses, en héroes, en gestas nobles y heroicas que en nuestro mundo gris no sabemos encontrar...

...Y ahora, acabo de terminar de leerlo. Fue más o menos por la página 200 cuando me empecé a dar cuenta. Y la sospecha se fue reafirmando página a página y así hasta el final, después de ser testigo de innumerables prodigios: ¡EL SEÑOR DE LOS ANILLOS es el mejor libro que he leído JAMAS. Es un prodigio, un portento, es el libro de libros...!

¡Dios mío! ¡El libro de los libros! ¿Y yo que pensaba que eso era la Biblia? ¡El mejor libro que he leido...! A lo mejor esta gente tiene que empezar a leer buenos libros para notar la diferencia.

Acto seguido a mi primera crisis estomacal, comenzaron los fenómenos Los Pilares de la Tierra, El Ocho, El Código Da Vinci, y compañía. Dado que Los Pilares de la Tierra trata sobre la construcción de una catedral, me pareció que su lectura podía resultarme interesante y complementaria para mis estudios. ¡Qué error! A las cien páginas del libro me preguntaba cuándo empezaría la historia. Hice una lectura diagonal y deduje que nunca. Sólo se trataba de un montón de papel impreso con simples palabras que narraban...¡nada!

Este último verano sufrí los acosos de mis freakies (o frikis, según se prefiera) para convencerme de la lectura de Dune, al mismo tiempo que pretendían mi participación en sus diversiones. Espero que mi rotunda negación no fuera tomada como una ofensa. Mi respuesta siempre era la misma: lo siento, pero con la cantidad de cosas interesantes que tengo por hacer, perder el tiempo jugando al Muskins (o como se llame) me parece poco ético. Va contra mis principios. Claro que, yo también podía haberme sentido insultada al recibir no pocas veces el apelativo de friki, que según su propia definición viene a ser:

Todos los enajenados por los hobbies juveniles. Equivalente a Otaku en occidente. Fan obsesivo de algo, que tiene todo lo posible de su serie favorita y que vive por y para ella. Los hay de todos los tipos, pero se los suele asociar con series de ciencia ficción, rol o Manga. Es un término con connotaciones negativas.

Una vez en Alemania y superada la amenaza friki que pretendía llevarme al lado oscuro, descubrí que la basura literaria me perseguiría siempre, allá donde fuera. Mi querido Andreas también pretende inocularme su virus, en este caso llamado Terry Pratchett y su "fantástico" Mundodisco.

Pero vamos a ver:
¿Qué tiene de malo leer algo que no sea ciencia ficción o fantasía?
¿El realismo es demasiado duro para nuestras tiernas mentes?
¿Para escribir bien hay que inventarse mundos?
¿No nos basta con el que tenemos?


No estoy en contra de estos géneros imaginativos, todo lo contrario. Pero sí estoy en contra de que sea lo único que se lee hoy en día. Para poder apreciar una buena novela de ciencia ficción, hay que conocer mucho el mundo en el que se vive, y las novelas realistas nos dan una oportunidad única para conocer la condición humana.

Los libros de fantasía y de ciencia ficción, los best-sellers, son a nuestros días lo que los libros de caballería fueron a los tiempos de Cervantes. Hagamos como él y prendamos una gran hoguera con ellos. Promovamos el gusto por la lectura de calidad, por la buena literatura.